miércoles, 7 de septiembre de 2011

Cap. 1

Por Aqua:
Soy la hija de La Hada (para mi desgracia). Me ha "domesticado" durante todos estos años, para dejar de ser tan aventurera y ser una mejor hada, aparte pronto sería La Hada y cuando lo fuera mi compromiso con Caleb (un ángel) sería oficial.
Las hadas normales se tenían que comprometer con los de nuestra misma especie. Pero los que somos del linaje de La Gran Hada (la primera de todas), nos podíamos emparentar con cualquier especie, los elegidos estaban muy orgullosos de estar comprometidos con La Hada. Ah, sí una cosa más: jamás de los jamases, podíamos estar con un humano, según mi madre, claro. Una pena me hubiera gustado emparentar con ese humano que conocí de pequeña.
-Aqua, vamos que llegamos tarde.- se me olvidaba, esta era la última prueba para ser La Hada. Básicamente, era hablar y entregar a los niños que se colaban en nuestro mundo a El Hombre, en este caso "hombrecillo" ¿por qué?, muy sencillo: iba a ir su hijo, era con él con el que iba hacer todo.
-Voy- bajé y salimos fuera, desplegamos nuestras alas, para echar a volar. Llegamos a la frontera donde se dividían nuestros territorios.
El Hombre siempre venía con sus guerreros más jóvenes y fuertes, por si algo salía mal (como si pudieran hacernos algo). Al verme me repasaron bien y sonrieron con satisfacción. Eso era normal, nosotras las hadas jóvenes, nos vestíamos con vestidos cortos y ajustados (estaban hechos por hojas especiales).
Lo que me sorprendió fue que "el hombrecillo" no me miró igual, sino, como si no fuera nada. He de admitirlo eso hirió mi ego.
Cuando le miré a los ojos sentí como si ya le conociera.

Por Nathan:
Aquí estaba yo cumpliendo la última prueba para asumir el poder de mi padre.
Cuando llegó La Hada y la "hadita" me sorprendí al verla, era perfecta, pero no deje que eso me afectara y me mantuve neutral. La miré a los ojos y sentí como si ya la conociera.
Con ellas venían un niño y una niña que se habían colado en su mundo.
-Vamos, hijo. Tienes que hablar con Aqua- la "hadita".
-Sí, padre.- me acerqué poco a poco a ella.
-Hola- le dije, tendiedole la mano.
-Hola- me contestó, estrechandome la mano.
-Bueno..¿entramos a la caseta?- era donde hablabamos.
Aqua solo asintió y tomó las manos de los niños.
Ellos al comienzo dudaron, pero, Aqua les sonrió con autentica dulzura, y le dieron la mano. Ella se dirigió hacia los guardias y dijo:
-Tomad- luego se dirijió hacia los niños- espero que no vuelva a pasar, ¿vale?- ellos solo asintieron y Aqua les dio un beso a cada una en la mejilla. Todo lo hizo con tanta dulzura que por un segundo me quede embobado. La "hadita" se dirigió hacia mí.
-¿Vamos?- asentí.
Cuando entramos le pregunte:
-¿Por qué has sido tan dulce?- mi voz sonó algo dura.
-Ellos no han hecho nada malo. Solo son niños y los niños son curiosos.- al contrario que yo ella me habló con voz dulce.
-¿Por qué eres tan buena con nosotros? Pensé que siempre os habíais creído superiores a nosotros.
-Yo no pienso eso- sonó algo indignada y dolida- Es mi madre la que piensa eso. Yo creo que somos iguales  obviando algunas cosas.
-¿Cómo...?- iba a preguntar otra cosa pero ella me cortó:
-Haces muchas preguntas- dice riendose, cosa que hace que yo sonría.
A mi hermana ya le gustaría sacarme una sonrisa así.

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